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6/julio/2018

La descolonización identitaria en África Subsahariana ¿Proceso terminado?

Adriel Sali. adrielsali1@gmail.com

Producto de la guerra fría, de las luchas por la independencia y de factores internos en los Estados colonizadores, la década del noventa fue testigo de un aumento en el número de países independientes y “descolonizados” en África Subsahariana. Sin embargo, y como sostienen varios autores africanos, este proceso aún no ha terminado.  Ya en 1986, el autor y ensayista Ngugi Wa Thiong publica “Decolonising the Mind. The politics in African Literature”, planteando el abundante rechazo a los patrones de la colonización cultural e identitaria en África, que cobra particular relevancia cuando se analizan las lenguas y costumbres que han querido ser moldeadas a partir de los procesos de colonización en el continente. Así, el autor ha intentado reivindicar el rechazo de los patrones de colonización cultural expresada e implícita en el día a día africano, donde la asunción del lenguaje colonizador supone la aceptación y visión del mundo del colonizador.

Así como existe Ngugi, también existen muchos otros intelectuales y activistas que luchan por deshacer al continente africano de los sesgos occidentales. La descolonización de las mentes plantea un problema central en la comprensión y explicación de los problemas identitarios en los aspectos políticos, sociales y hasta económicos.  Así, si uno analiza en profundidad la cuestión, se puede dar una idea de que el inicio del problema no ha sido solamente la imposición de una cultura y mentalidad al pueblo africano. La división territorial artificial realizada en el continente subsahariano planteó, históricamente, problemas en términos culturales e identitarios en la población. Con los trazos rectos que separaban un Estado de otro, miles de personas de determinadas tribus quedaban separadas de sus pares, generando la sensación de minoría en determinados Estados y fomentando la segregación y en muchos casos, la violencia tribal.

En ese sentido, no se puede hablar de una única identidad en África, sino más bien de muchas identidades. Gran parte de ellas alteradas por la llegada europea al continente. Sin embargo, la colonización no ha sido siempre la única amenaza a la preservación identitaria africana. La globalización, como fenómeno catalizador de procesos socio políticos cada vez más complejos y rápidos plantea un desafío importante para el mantenimiento de las identidades africanas.

Así, África Subsahariana tiene una doble misión. En primer lugar comenzar con un proceso de descolonización identitario que parte de dos premisas. En primer lugar la idea de que la descolonización europea sobre África no ha terminado, ni a nivel físico ni a nivel cultural/identitario. En segundo lugar se debe tener en cuenta que este proceso no es algo instantáneo, sino más bien representa un camino a largo plazo en el que la voluntad política y social son esenciales para la consecución de los objetivos cumplidos.

Por otro lado, África Subsahariana tiene como segunda misión el comienzo de un proceso de fortificación identitario que sea lo suficientemente fuerte para resistir a los avances de la globalización que ya ha deteriorado diversas costumbres, no solo en el continente africano sino más bien a lo largo de todo el globo.

Entonces y a modo de conclusión de este breve trabajo de opinión,  por cuestiones políticas e históricas, el continente africano y particularmente África Subsahariana continua con tendencias y elementos culturales de tipo occidental plantadas durante el proceso de colonización y de los que no se han podido despojar durante su posterior descolonización. La predominancia del idioma francés e inglés en muchos países del África Subsahariana representa uno de los tantos indicios que dan cuenta de esto. Por otro lado, estos dejos culturales producto de la colonización occidental se refuerzan con fenómenos internacionales como la globalización, donde todos los elementos que componen el sistema político y social internacional se conectan, comunican y conectan muy fácilmente, haciendo que casi no haya fronteras culturales. En ese sentido, el desafío del África Subsahariana es doble. Despojarse lentamente de los elementos occidentales que no suman y al mismo tiempo hacerle frente a un fenómeno que parece quedarse por un tiempo más largo de lo predicho será una tarea que los Estados subsaharianos tendrán que realizar durante este siglo para poder mantener una de las identidades más ricas y, en opinión de quien escribe, más interesantes que existen en el mundo.