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12/abril/2020

¿Qué te digo?

Por Beatriz García Notario*. Participante Proyecto Kaay Redes, tras el Encuentro Intercultural en Senegal, junto a Scouts du Senegal, del 27/febrero al 8/Marzo.

¿Qué te digo?

Que hace ya un rato que volvimos y todavía ando en ese intento de aterrizar la burbuja de sensaciones, emociones, colores, ideas, olores, sabores…

Que todavía se me vienen a la mente imágenes repentinas. Algunas que se han quedado bien clavadas en la mente, y que soy capaz de repetirlas en bucle una y otra vez. Tanto que la emoción nostálgica que las acompaña se siente agradable y gratificante, arrancándome en la mayoría de los casos una sonrisa, que se convierte, a menudo, en Ha ha tay (reírse a carcajadas), por que créeme, la risa desmedida, junto a los cánticos continuos, un saxofón, un yembé y unas cuantas piedrecitas encerradas en una lata, se convirtieron en la banda sonora de eso que todavía no me llega a quedar claro que fue, ¿una experiencia? ¿un viaje? ¿una formación? ¿un encuentro con nuevos amigos/familia? ¿un intento/inicio a la deconstrucción?

No te miento si te digo que también aparecen imágenes taladrantes, llenas de desafío cognitivo para mí. Otras que aparentemente creía no haberles puesto el foco, o que parecía no haber guardado, y que a modo de cuenta gotas, van asomándose con el paso de los días.

¿Qué te digo?

Si nada más llegar me confinan en casa durante mínimo un mes, con todo este batiburrillo de imágenes, sensaciones y emociones, donde no puedo parar de pensar: y ahora, ¿donde os pongo yo?

Tanto es así, que de momento solo he podido sacar en claro una sola idea, la cual se me repite en la mente una y otra vez: ¡Que puto regalo!

El haber sentido la libertad, el tu a tu y la amistad con el otro, de una manera presente, piel con piel, de haber sentido el aire de un lugar nuevo, y también conocer su parte de mar. La teranga (hospitalidad) infinita de unos supuestos desconocidos que finalmente se convirtieron en familia, el compartir hasta el mismo plato, poner rostro y voz a historias, proyectos, maneras diferentes de vivir, ser y estar… ¡Que puto regalo!

Y que te digo Mari, que todo esto, justo antes de este momento extraño de aislamiento individual, donde las distancias se nos alargan más aun a la fuerza, pero donde el último recuerdo de haber “callejeado” fue verdaderamente libre, donde la hospitalidad, la comunidad y el compartir fueron los pilares.

Madre mía Mari, ¡que puto regalo!

* Este es un artículo de opinión y no refleja necesariamente los criterios ideológicos de MAD África.

@ Senegal
📷🎥De Paulo Ramalho Paulo do Brasile