La cooperación de Europa con África, una reflexión sobre la entrevista a Mbuyi Kabunda
Cristina Peña Domínguez, participante del curso de formación de voluntariado universitario del Proyecto Baramu 2, reflexiona sobre la entrevista de Mbuyi Kabunda a Jordi Évole en Salvados donde hablan sobre la relación entre la cooperación de Europa con África y los intereses económicos europeos.
Como ya mencionaba Mbuyi en su entrevista a Jordi Évole en Salvados, pienso que debemos cuestionar las razones estructurales que llevan a las personas a emigrar, ya que pueden ser muy diversas. Es sabido que los discursos de odio de los que estamos siendo t23estigos son ciegos a este aspecto, puesto que el objetivo primordial es causar de sentimientos de miedo e incertidumbre hacia la migración en las personas autóctonas. Para ello, se ha creado un entramado de estereotipos (negativos) acerca de las personas que inician un proceso migratorio y que son racializadas (en este caso mediados por el racismo). Parece necesario revisar los fenómenos desde esta perspectiva crítica; por no ir más lejos, el propio Estado Español ha presenciado un índice elevado de migraciones durante la dictadura franquista. En definitiva, emprender un proceso migratorio es (o debe ser considerado) un derecho, independientemente del país de procedencia de la persona que migra.
Respecto a las políticas migratorias, como ya nos adelantaba Kabunda, según le consta ningún país africano hace frente a ellas. Es sensato pensar en los beneficios que conlleva no hacer frente a la migración, ya comentados por el profesor, pues si la población emigra, habrá menos personas y movimientos sociales que se posicionen frente al régimen corrupto. Por otro lado, los gobiernos europeos deben replantear la parte de responsabilidad en la criminalización y deshumanización de las personas emprenden un proceso migratorio provenientes del Sur Global, pues, por no ir más lejos, las políticas migratorias y leyes de extranjería que actualmente presenciamos son las causantes, entre otras, de la discriminación y dificultades que sufren las personas migrantes en el país de acogida.
Siguiendo lo anteriormente comentado, no parece descabellado pensar en la doble moral propia de los países del norte, tal como cita el investigador. Por un lado, desde el norte global se ha abogado por el estado de bienestar, la democracia y por cubrir los derechos humanos; mientras que a la misma vez se apoyan a los líderes que violan derechos humanos. Todo ello, debe estar plagado de intereses más allá de la calidad de vida de la población en cuestión; más bien prevalecen los objetivos económicos, todo ello impulsado por el capitalismo. Es sabido que para este sistema económico lo principal es el capital, incluso, prevalece ante la vida. Es por ello, que, situándome desde Europa, tenemos un gran reto que asumir. Mientras que no nos posicionemos y denunciemos de forma explícita la violación de derechos humanos que son acontecidos en los países del Sur y a nivel europeo, así como dejemos de lucrarnos de estas situaciones, seguiremos siendo perpetuadores de las desigualdades Norte-Sur. Es esencial que principalmente asumamos nuestro privilegio racial, sin quitar importancia a que desde nuestra posición nos opongamos a los prejuicios que alimentamos sobre la población migrante racializada. Así como, es importante que no pongamos trabas innecesarias en las vidas de las personas que deciden emprender un proceso migratorio, ya sean burocráticas o de cualquier tipo.
Por Cristina Peña Domínguez