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18/julio/2024

Cómo incluir narrativas antirracistas en el aula

Para abordar el racismo en las aulas es esencial transformar la narrativa histórica española. Esto requiere revisar la historiografía, reflexionar sobre nuestra identidad y repensar nuestras acciones.


Por Aldara Falcó de la Cierva y Inés McKechnie Charle
Alumnas del Curso de Formación Nuevas Narrativas: Recuperando el poder del discurso social y humanista sobre las migraciones

 

Para abordar el racismo en las aulas, es necesario transformar el imaginario colectivo español. Esto implica una revisión de nuestra historiografía, una reflexión interna y un deseo genuino de repensar y cambiar. Sin la construcción de nuevas narrativas sobre nuestra historia, la identidad española y las identidades de las otredades que coexisten en el territorio, no será posible romper con la reproducción de múltiples violencias que tienen su raíz en el racismo colonial institucional.

Está claro que la erradicación del racismo no se logrará con un solo proyecto, en un solo día, ni con un solo pensamiento. No pretendemos ofrecer una guía para erradicar el racismo en el aula. Somos conscientes de la multiplicidad de problemáticas que llevan a adolescentes a tener comportamientos racistas, y de la dificultad que conlleva romper con pensamientos y actitudes aprendidas y reproducidas. Sin embargo, creemos que es importante atacar desde la raíz las causas que conducen a comportamientos racistas. Queremos que el aula sea un espacio seguro y enriquecedor para todas las personas que formen parte de ella, no solo para unos pocos privilegiados. Por ello, hemos decidido centrar nos en una estrategia en concreto para abordar el racismo en el aula : reescribir la historia.

Teniendo en cuenta que nuestras narrativas históricas colonizan nuestros pensamientos presentes, una crítica hacia qué y cómo se cuenta la historia española es fundamental. Para esto, una transformación del temario de la asignatura de historia en el colegio y en el instituto es necesaria. Es importante tener en cuenta que la historia no tiene un relato único. En cada sociedad existen jerarquías de poder que permiten la hegemonización de los discursos de aquellos con mayor poder normativo en un momento dado. Estas narrativas se imponen como la versión oficial y reproducida de la historia, consolidándose como la única válida. Aquellos con mayor poder tienen la capacidad de crear una narrativa aparentemente homogénea de hechos complejos y perspectivas diversas, y poseen la habilidad de invisibilizar cualquier otro discurso que no se alinee con el imaginario construido por los dominantes normativos.

Por ello, en este artículo, nos vamos a centrar en un caso concreto de la manipulación histórica : el relato de Al – Ándalus y la “reconquista”. Primero, examinemos el significado de esta palabra. Nos basamos en las definiciones proporcionadas por la R.A.E., una institución que, a través de la construcción de hegemonía, determina el significado que atribuimos a las palabras.

Las palabras tienen un gran poder, y al referirnos al proceso de colonización de 1492 como «reconquista», no solo justificamos nuestras acciones presentándolas como un «rescate», sino que también nos proclamamos héroes en lugar de reconocer nuestro papel como opresores.

Si analizamos este discurso, vemos que en la narrativa de la “(Re)Conquista” del territorio de Al-Andalus. Se establece una dicotomía clara entre los blancos y los «otros», las personas racializadas. Si les españoles son representades como cristianos, buenos y civilizados, les Umayyads son representados como musulmanes, y consecuentemente, malos e incivilizados. Aunque existían diversas minorías en el nuevo territorio español, la identidad española se construyó como cristiana y, por ende, blanca, excluyendo a toda persona que no encajara en esta categoría.

Esto se puede ligar con la concepción de “Orientalismo” de Edward Saïd, ya que vemos el imaginario colectivo de España es homogéneo, construido en oposición a una «otredad». Por ello, hemos creado una línea que delimita qué es ser españole “de verdad” y, por tanto, merecedores de todos los derechos que ello conlleva y quién no, siendo un “inmigrante”. Considerando que en nuestra sociedad hemos evolucionado de un racismo biológico a un racismo diferencial, la narrativa histórica desempeña un papel crucial. Aunque ya no es tan común que se discrimine a una persona racializada diciéndole que es menos inteligente por no ser blanca, persiste la discriminación basada en la falta de coincidencia cultural con la cultura blanca, en la diferencia de tradiciones o en no vestir de manera «occidental». El poder ejercido al situarse a un lado de la frontera cultural se marca en la sensación de legitimidad al habitar un cierto territorio, gozar de ciertas ayudas o incluso frecuentar ciertos lugares.

Por eso, nosotras en esta artículo, defendemos que conceptos principales como «escuelas/corrientes de pensamiento», y las concepciones de Edward Said de «Orientalismo» y «Otredad» junto con una imagen más completa de la explotación española durante el colonialismo, deberían enseñarse en las escuelas. Esto permitirá a les estudiantes tener una comprensión más completa de la historia, y les permitirá tener la capacidad de reflexión y pensamiento crítico que es necesaria para reducir la reproducción de discriminaciones sin base.

En conclusión, transformar las narrativas históricas en la educación es esencial para abordar el racismo en el aula. Proponemos reescribir la historia enseñada en las escuelas, incorporando conceptos de pensamiento crítico y las teorías de Edward Said sobre «Orientalismo» y «Otredad». Esto permitirá a les estudiantes comprender la diversidad y desarrollar habilidades para reducir las discriminaciones. De este modo, el aula se convertirá en un espacio seguro y equitativo para todes.